Estamos viviendo un proceso de rápido crecimiento, las nuevas tecnologías se han apoderado de muchas actividades que antes eran realizadas por las personas. Hoy la mano de obra humana ha comenzado a transformarse, donde el homosapien adopta la tecnología; la capacitación y adaptación a este nuevo escenario, que ya es una realidad.
La tecnología, desde los orígenes de la humanidad, ha sido pieza clave para determinar quienes somos. Desde la manipulación del fuego, la fabricación de herramientas, la invención de la rueda, desarrollo del lenguaje, escritura, etc; hemos ido facilitando nuestra vida, paulatinamente hemos atravesado épocas donde el cambio nos ha determinado, favorecido y perfeccionado.
La evolución humana, hoy día, ha pisado a fondo el acelerador, donde los cambios de paradigmas comienzan a verse reflejados prácticamente de forma instantánea. Las facilidades que hemos desarrollado, deseamos ponerlas en práctica, para ganar en calidad humana, desarrollo y ser felices; nos hemos hecho adictos al avance veloz.
La humanidad ha podido agilizar y automatizar procesos, se han acortado las distancias, se puede almacenar enormes volúmenes de información en solo un pequeño chip, los procesadores son cada vez más rápidos, los celulares son más sofisticados. Hoy las máquinas pueden aprender, deducir e incluso predecir de forma autónoma.
Sin duda podemos determinar cualitativa y cuantitativamente los progresos que han tenido las tecnologías, esto también se ve reflejado tanto en el cotidiano personal y con mayor presencia en el mundo laboral, ya los mercados cada vez empujan más fuerte hacia la transformación digital.